El club Sportivo Barracas tuvo alguna vez una de las canchas mas importantes del país, sede de varios partidos trascendentes de la época. Esta es la historia del estadio de Sportivo Barracas.
Primera cancha de Sportivo Barracas
Su primera cancha perteneció al Club Riachuelo (desaparecido), y estaba ubicado entre las calles Iriarte, Santa Elena, California y Perdriel, en el barrio de Barracas. En el año 1919 conseguiría un predio a pocos metros de su anterior cancha, entre las calles Iriarte, Pedriel, Luzuriaga y Río Cuarto. Es en este lugar donde comenzaría a erigir su estadio, el cual estaría listo al año siguiente.
Inauguración del estadio
El primer partido disputado en el estadio fue la final de la edición 1919 de la Copa Tie Competition, que disputaban los equipos ganadores de la fase argentina (Copa de Competencia Jockey Club) y uruguaya (Copa Competencia). El 25 de mayo de 1920 Boca Juniors derrotó a Nacional de Uruguay por 2 a 0. Casi dos meses después se produjo la inauguración oficial del estadio. El 14 de julio de 1920 se enfrentaron en un partido amistoso Newell’s Old Boys de Rosario y Tiro Federal de la misma ciudad.
Selección Argentina y la cancha de Sportivo Barracas
El estadio fue sede también de varios partidos de la Selección Argentina. Se destacan la Copa Newton, disputada el 14 de julio de 1920 entre los seleccionados nacionales de Argentina y Uruguay (primer partido de la selección en el estadio) y los Campeonatos Sudamericano de Selecciones (actual Copa América) de 1921 y 1925. En el primero el estadio de Sportivo Barracas fue sede de todos los partidos del torneo, que finalmente obtuvo Argentina. En el año 1925 se disputaron 3 partidos, uno de ellos el que definió el campeón del torneo (Argentina 2 – Brasil 2, campeón Argentina).
Párrafo aparte merece la serie de partidos que jugaron la selección argentina y la uruguaya, (campeona olímpica vigente) en el año 1924. El 21 de septiembre de 1924 jugaron en el Parque Central de Montevideo el primer partido, que culminó empatado 1 a 1.
La revancha se debía jugar el 28 de septiembre de 1924 en la cancha de Sportivo Barracas pero ante la gran afluencia de publico, que rebalso la capacidad del estadio e invadió el terreno de juego (se estima que había mas de 50.000 personas en un estadio para 37.000), el partido fue suspendido y reprogramado para el 2 de octubre.
Para evitar que el publico nuevamente avance sobre el terreno se instalaron alambrados en todo el perímetro de la cancha, el cual paso a conocerse como el «alambrado olímpico», en referencia a la visita del ultimo campeón olímpico. Durante el partido se produce también un hecho histórico, que es la conversión del primer gol olímpico (nuevamente llamado así en honor a los visitantes), marcado por el argentino Cesáreo Onzari a los 14 minutos del primer tiempo. Unos meses antes la FIFA había cambiado la regla, permitiendo que se convalide el gol directo desde el tiro de esquina.
Características de la cancha de Sportivo Barracas
El estadio estaba construido sobre un terreno que poseía terraplenes en todo su perímetro. En estos terraplenes de tierra se fueron construyendo gradas al escalonar los mismos. En 1923 se construye la primera tribuna de material, la platea techada oficial.
A lo largo de los años se fueron agregando tribunas de madera al costado de la tribuna oficial y en el resto del perímetro del estadio, con la excepción del sector que daba a la calle Río Cuarto, que nunca contó con tribunas de material. En su apogeo, contando la tribuna oficial, las gradas de tierra y las tribunas de madera, el estadio llegó a tener una capacidad aproximada para 37.000 personas.
Decadencia
A partir de 1930 comienza la decadencia del club y en consecuencia, también de su cancha. En 1931 se introduce el profesionalismo en el fútbol argentino. Sportivo Barracas se mantiene en la Asociación Argentina de Football (Amateurs y Profesionales), mientras que la mayoría de los equipos mas populares se unen para formar la Liga Argentina de Football (Profesional).
A pesar de ser campeón en el año 1932, este cambio provoca la perdida de socios e hinchas, iniciando el lento descenso del club hacia el abismo, tras haber estado muchos años en la élite del fútbol argentino.
Finalmente en 1935 se unifican los campeonatos argentinos, ingresando el club a la segunda división, categoría que mantuvo hasta el año 1937, cuando desciende a la tercera división. En el mes de diciembre de 1937 Sportivo Barracas disputa el ultimo partido oficial en el estadio, enfrentando a Sportivo Buenos Aires (victoria local por 4 a 3). El club decide no participar de los torneos a partir del año 1938, quedando desafiliado hasta el año 1967, cuando decide afiliarse nuevamente a la A.F.A.
Finalmente el estadio queda completamente abandonado. Se procede a su demolición, perdiendo el club la propiedad del terreno en el año 1942. Hoy ya no quedan vestigios de lo que alguna vez fue un gran estadio, quizás el mas importante del país en su época y uno de los mas destacados de toda América Latina.
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Gran laburo, ojala hubiera una placa conmemorativa en la calle Rio Limay, los hinchas lo estamos pidiendo.
Había dónde está la calesita un monolito que recordaba que ahí estuvo la cancha de sportivo barracas y que también allí se hizo el primer gol olímpico pero se la robaron hace un tiempo.
Que triste historia una lastima que no hayan seguido afiliado al fútbol profesional, me lo voy a seguir preguntado porque dejaron abandonada la cancha
Si los imbeciles dirigentes de este club en la década de 1930 no hubieran tomado tantas decisiones desacertadas (negarse a entrar en el profesionalismo, desafiliarse y encima abandonar y luego perder el estadio) Sportivo Barracas hoy sería uno de los grandes de nuestro futbol. No se si uno de los cinco grandes, pero si un club de importancia de la Capital Federal como lo es Huracán hoy día.
Da mucha pena y tristeza ver como sus propios dirigentes arruinaron para siempre el futuro de su club en esa época.
Es cierto.
Unos dirigentes más que ineptos llevaron a uno de los clubes más populares de esa epoca, teniendo el mejor estadio del país a desaparecer.
Si querían hacerlo peor no podrían.